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En nuestra página dedicada a la Salud Sexual Femenina, exploramos las complejidades del bienestar íntimo de las mujeres y los desafíos que enfrentan para lograr una satisfacción plena y una intimidad completa en sus relaciones.
En el mundo acelerado de hoy en día, las mujeres se encuentran con una gran cantidad de problemas que pueden afectar su salud sexual y obstaculizar su capacidad para experimentar conexiones íntimas satisfactorias.
Desde desequilibrios hormonales hasta factores de estrés psicológico, las mujeres a menudo se enfrentan a una variedad de trastornos que pueden impactar tanto su desarrollo sexual como la posibilidad de sentir placer.
Afecciones como la libido baja, la sequedad vaginal, la dificultad para alcanzar el orgasmo y la insatisfacción general con las experiencias sexuales, son situaciones bastante frecuentes.
En Curitas Medical Centers, entendemos la importancia de abordar estos problemas de manera integral y proporcionar soluciones que empoderen a las mujeres para recuperar su vitalidad sexual y disfrutar de conexiones íntimas satisfactorias.
Por eso ofrecemos una gama de productos diseñados específicamente para mejorar la salud sexual y la intimidad femenina.
Desde “Vitocin”, que promueve la intimidad y el vínculo, hasta nuestra “Fórmula del Clímax”, diseñada para intensificar el placer y los orgasmos, proporcionamos un enfoque holístico para el bienestar sexual.
Nuestra “Crema Triple Orgásmica” y la “Crema Scream(Dream)” ofrecen soluciones específicas para mejorar la excitación y la sensación, mientras que nuestro “Potenciador de la Intimidad Femenina” busca mejorar la receptividad sexual y el disfrute en general.
A través de la educación, el apoyo y el acceso a productos innovadores, nos esforzamos por empoderar a las mujeres para que prioricen su salud sexual y disfruten de relaciones íntimas satisfactorias.
Nuestro objetivo es lograr el empoderamiento de las mujeres en su vida sexual y ofrecer herramientas para alcanzar una vida más satisfactoria, sana e íntima.
Disfunción Sexual Femenina
Es bastante común escuchar de la Disfunción Eréctil, o sea, de imposibilidad del hombre de mantener una erección que permita disfrutar plenamente de la intimidad con su pareja. En la mujer también se dan disfunciones que limitan o imposibilitan la realización del acto sexual con el resultado deseado.
Problemas persistentes y recurrentes con la respuesta sexual, el deseo, el orgasmo o el dolor —que te causan malestar o afectan tu relación con tu pareja— se conoce médicamente como disfunción sexual.
La disfunción sexual tiene muchos síntomas/causas posibles, y las fórmulas y tratamientos varían. Es importante comprender la respuesta sexual normal de la mujer. Además, sus metas para su vida sexual son importantes al elegir un tratamiento y evaluar si está funcionando.
El tratamiento efectivo para la disfunción sexual a menudo requiere abordar cualquier condición médica subyacente o cambios hormonales.
Libido de la Mujer
Los problemas sexuales a menudo se desarrollan cuando tus hormonas están en fluctuación, como después de tener un bebé o durante la menopausia. Enfermedades graves, como el cáncer, la diabetes o enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos (enfermedad cardiovascular), también pueden contribuir a la disfunción sexual.
Factores, a menudo interrelacionados, que contribuyen a la insatisfacción o disfunción sexual incluyen:
Físicos: Cualquier número de condiciones médicas, incluido el cáncer, la insuficiencia renal, la esclerosis múltiple, las enfermedades cardíacas y los problemas de vejiga, pueden provocar disfunción sexual. Ciertos medicamentos, incluidos algunos antidepresivos, medicamentos para la presión arterial, antihistamínicos y medicamentos de quimioterapia, pueden disminuir tu deseo sexual y la capacidad de tu cuerpo para experimentar orgasmos.
Hormonales: Los niveles más bajos de estrógeno después de la menopausia pueden provocar cambios en los tejidos genitales y en la respuesta sexual. Una disminución en el estrógeno conduce a un menor flujo sanguíneo en la región pélvica, lo que puede resultar en menos sensación genital, así como en la necesidad de más tiempo para generar excitación y alcanzar el orgasmo.
La membrana vaginal también se vuelve más delgada y menos elástica, especialmente si no tienes actividad sexual. Estos factores pueden llevar a relaciones sexuales dolorosas (dispareunia). El deseo sexual también disminuye cuando los niveles hormonales disminuyen.
Los niveles hormonales de tu cuerpo también cambian después del parto y durante la lactancia materna, lo que puede provocar sequedad vaginal y afectar tu deseo de tener relaciones sexuales.
Psicológicos y sociales: La ansiedad o la depresión no tratadas pueden causar o contribuir a la disfunción sexual, al igual que el estrés a largo plazo y un historial de abuso sexual. Las preocupaciones por el embarazo y las demandas de ser una nueva madre pueden tener efectos similares. Conflictos prolongados con tu pareja, ya sea sobre sexo u otros aspectos de tu relación, también pueden disminuir tu capacidad de respuesta sexual. Los problemas culturales y religiosos y los problemas con la imagen corporal también pueden contribuir.
Revisión de Inmunizaciones:
Prueba de Densidad Ósea:
Trastorno del Deseo Sexual en la Mujer o FSAD por sus siglas en Inglés.
Los síntomas varían según el tipo de disfunción sexual que estés experimentando:
Bajo Deseo Sexual – Esta disfunción sexual femenina más común implica una falta de interés sexual y disposición para ser sexual.
Trastorno del Deseo Sexual – Tu deseo sexual puede estar intacto, pero tienes dificultad con la excitación o no puedes excitarte o mantener la excitación durante la actividad sexual.
Trastorno Orgásmico – Tienes dificultad persistente o recurrente para alcanzar el orgasmo después de una suficiente excitación sexual y estimulación continua.
Trastorno del Dolor Sexual – Tienes dolor asociado con la estimulación sexual o el contacto vaginal.
El trastorno de excitación sexual femenina (FSAD) se caracteriza principalmente por una incapacidad para alcanzar o mantener una excitación sexual física suficiente que cause malestar o dificultades interpersonales. Es el equivalente femenino a la disfunción eréctil en hombres.
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